viernes, 29 de noviembre de 2019

Cartas de el para ella.

Mi dulce Marie ya ha pasado un mes desde que estoy aquí, he conseguido un oficio más para mantener mi mente ocupada que por necesidad. Has de saber que tu hermano es un gran lavador de vasos en uno de las peores posadas que hay en Constantinopolis. Maldito sea el momento en el que lo acepte, no por el trabajo en sí, si no por lo que tengo que ver.
¿Ahhh es que en todos lados se debe repetir la misma historia? Lo siento tanto Marie pero mis ojos solo pueden hallar la decadencia haya donde reposa su mirada, no veo más que mentiras, subterfugios en intereses puestos en los otros solamente para sacar tajada.
Conseguí el trabajo gracias a Pirie Reis el navegante del que te hable, poco a poco e ido conociéndole y he de decir que es un hombre fascinante a la vez que misterioso, a cada rato que paso con el más seguro estoy de lo que digo. Tenemos gustos similares respecto al arte y la cultura, gran conocedor de políticas exteriores y un critico voraz. Dentro de una semana saldré a navegar ya que quiere enseñarme cierta isla.

Nuca te explique los motivos de mi repentino viaje mas temo que de hacerlo no solo os pondria en peligro a todos.
Hay algo a lo que llevo escapando toda mi vida y lamentablemente lo hallo aquí también.
¿Es que su alcance no conoce límites?
Si puedo decirte que uno de esos motivos fue ella o más lo que le hice a ella. No podía soportar el tener que sentir lo que siento al verla, su mera fragancia me obligaba cual reo en las galeras a remar en los recuerdos de mi acto, en como eso me llevo a perderme en las frías aguas de su indiferencia.
¿Pero quien es capaz de perdonar aquel que su reflejo reavive el peor de los recuerdos?
Me ahogo sin llegar a asfixiarme, me ciega sin llegar a perder la vista cual polilla que se acerca a la llama sabiendo que esa luz sea la última que vea.
No podía seguir caminando por las calles de Roma con tal ancla impeliendo a toda cordura y razón.

Temo que las futuras generaciones no sean consciente de los grandes cambios que se avecinan, de como tan marcado esta el paso que ésta debe seguir.
Temo que el futuro al que ellos se encuentren sea distópico y lleno de suculentas distracciones que nos les hagan ser capaces de discernir lo que es real o ficticio.
Temo que sus límites estén delimitados por las ambiciones de personas que jamás se darán a conocer pero están ahí yaciendo con la oscuridad.
Y me temo a mi Marie, porque a cada segundo que pasa tengo más seguro que el lugar que el mundo me deja es un camino largo, oscuro, frió y lleno de dolor. Un camino por el cual de los pocos que saben que se puede recorrer lleva tiempo sin ser andado. Lo veo hambriento, expectante de si daré la talla o no.
Lamento que de mis cartas solo encuentres amargura y desolación, pero que me queda de un mundo al que siento que no pertenezco y las caricias que más me importan yo mismo me las arrebate o se encuentras tan lejos como tu.
Cuidate hermana mía, ansío fervientemente tu respuesta ya que tus palabras son de las pocas cosas bellas que la vida me permite conservar.

Siempre tuyo Federico Spada.


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