viernes, 11 de febrero de 2022

Fuck

 Ya no me pregunto como uno ha llegado a donde está, ni culpabilizo la oportunidad del momento.

Ya no quiero seguir cayendo en el error de que la culpa la tienen los demás, pese a los tiempo en los que vivimos donde el miedo y la culpa es tan común como el aire a pescado y perfume que se mezcla en la 40 de San Jose del Guaviare entre cristales que se rompen, miradas lascivas y el susurrar de unos infantes que esperan en la ocuridad el fin del turno de la madre, hermana o quizás quien las cuide.

Quiero creer en los finales felices o más bien me han hecho recordar en los finales felices ya que como dice "pese a que no son tan comunes como los malos finales, son reales y están ahí" pero hasta entonces solo tenemos el momento, los momentos, el olor a tierra mojada porque ha estado lloviendo toda la noche, el poder coger olas ( hecho de menos el mar, puto mar) bromas estúpidas que te hacen los clientes e incluso el sentido de añoranza, de frustración, impotencia y estúpidamente contradictorio el sentirme confuso, me hacen recordar que estoy vivo, que hay algo más gratificante que ahogarse en el nihilismo de cada día haciéndome sentir menos perdido, aunque se que no es la primera vez que digo eso... o escribo. 

Me vuelve el hambre, un hambre muy dormido que reclama una mezcla de lo viejo con lo nuevo... 

                                                                                   Ya casi no pido permiso.

No hay comentarios: