Estos dos últimos meses me han servido mucho para reflexionar. Que ha sido de mi vida, donde me ha dejado esta, que espero de ella y que metas son las que quiero alcanzar.
Lo que una vez era un sueño; vago, borroso como figuras entre la niebla, se vuelven palpables y reales como el paso de cada día. Sin saber como ni porque, me encontré a tres mil kilómetros de mi hogar. Las dudas se convirtieron en afirmaciones, los miedos en motivaciones, el deseo en placer y la amargura tomo el sabor de una suculenta salsa agridulce, todo ello, dejándome en un estado de animosidad ligada al reto.
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